viernes, 4 de marzo de 2016

Memorias de un juninense figura en Chile: Cristian Muñoz

Pasó de atajar en un Superclásico teniendo 21 años a vivir en una carpa, en Chile, por un terremoto. Una historia increíble.

"Montamos un campamento afuera del edificio porque no tenemos luz ni nada arriba en el departamento y otra es que hay que estar haciendo guardia con los demás vecinos, turnándonos para cuidar las casas". En Junín, estaban desesperados. Su familia se había enterado de lo que pasaba en Concepción, al sur de Santiago de Chile, pero no lograban hablar con él. El delantero Ezequiel Miralles, que había sido compañero del arquero de Huachipato, contaba en una radio que sabía que estaba viviendo en una carpa. La situación, en 2010, era durísima: el arquero Cristian Muñoz, que alguna vez había sido figura en Boca, vivía un momento tremendo, después de un terremoto durísimo.
Sin embargo, allí se quedó. Concepción, como ciudad, lo había ya atrapado: en 2005, cuando llegó a Huachipato, volvió propio al país vecino. Su último paso había sido Boca, donde no encontraba lugar, y entonces decidió emigrar. El buen nivel, hace una década, que mostró en ese equipo, lo llevó a jugar en Colo Colo. Llegó para el momento en que Claudio Bravo, el mejor arquero de la historia de Chile, fue vendido a Europa, a Real Sociedad, donde estuvo siete años hasta que Barcelona decidió comprarlo. Esos años de Muñoz fueron brillantes: durante tres temporadas seguidas, salió campeón, compartiendo plantel, en el primer título, con Alexis Sánchez y con Humberto Suazo. Luego, regresó a Huachipato: otra vez, campeón. Hasta que se fue a Universidad de Concepción, a disputar la segunda categoría, donde todavía sigue.
Pero su fama no comenzó ahí: Muñoz se volvió historia la noche en que la rompió en un Superclásico. Sarmiento de Junín, el club que lo parió, todavía no estaba, como ahora, en la Primera División de Argentina. Es más: estaba tan lejos de eso que se encontraba en la tercera categoría. Pero José Pekerman lo descubrió y lo incorporó al plantel del sub-20 argentino. Junto a Juan Román Riquelme y a Pablo Aimar, ganó el Sudamericano de Chile y el Mundial de Malasia de 1997. Era el suplente de Leo Franco, pero llegó a atajar contra Inglaterra, teniendo un gran partido. Desde ahí, Boca decidió hacer una inversión: 250 mil dólares a cambio de un arquero que pudiera rendir en futuro y eso ocurrió a cuentagotas, pero ocurrió.
Pantalón corto y campera, con Carlos Bianchi al lado, en La Bombonera, Muñoz empieza a hacer ejericicios para calentar los músculos laterales de sus piernas. El partido está frenado. Roberto Abondanzieri está tirado en el piso, con un fuerte dolor en el hombro, que luego se confirmará como luxación. Es 9 de mayo de 1999, Oscar Córdoba, el titular, no está ni en el banco por un desgarro en el abdomen. El tercer arquero tiene 21 años y ni duda, aunque sienta la presión de un Superclásico, aunque Diego Maradona esté en el palco, aunque el conjunto de Carlos Bianchi mantenga un invicto tremendo. El partido sale 2-1, gana Boca, Muñoz tiene una tarde fantástica. Ataja tres partidos más y no más. Pero ese recuerdo es imborrable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario